jueves, 6 de marzo de 2008

¡Saluuu por "El Botanas"!

o "Ya vió lo que provoca, don Richie"
Por Aaróncrates






Y ahí estaba su servilleta, tratando de decidir si me la tomaba o no, "¿y si me pongo jarra?, ¿y si guacareo?, se van a dar cuenta mis jefes", ya saben, las mil y un dudas que, como secundino bien portado, te atacan cuando vas probar tu primer chela. Más tarde en decidirme que en lo que el gandalla del Mario dejo salir de su garganta ese grito: "¡Órale pinche Botanas, no le saques y tómate esa chela!", "o pa'que chingaos viniste a la fiesta" (Ah que buenos son estos weyes pa ayudarte a tomar decisiones, me cae).


Mi ñoña y puberta mente se bloqueó pensando "quieres dejar de ser El Botanas, pues a chupar se ha dicho", y ahí voy de obediente:


—Pos va, pa' rriba, pa' bajo pa' l centro y pa' dentro, vénganos tu reino...
—Está buena, ¿no?
— Muy buena (aunque la verdad no soportaba lo amarga que estaba —quien diría que unos años después...).
—Pues ahí hay más.
—Va gracias.


Total que como pude me hice wey un rato para no tomarme otra, platicando por acá y por allá, echándome unos cuántos pasos de aquello a lo que llamabamos bailar y quemándo uno que otro cigarrito (delincuentes por supuesto, en la secu no había para otros), y de repente que se acerca Liliana (una chava que me latía bastante, aunque hasta la fecha no logro descubrir por qué).


—Me das de tu cigarro —asentí con la cabeza—, ¿qué tu no tomas?
—Sí, pero no me gusta la cerveza.
—No te preocupes, compraron unas botellas también.
—¿Ah sí?, pues vamos a ver que trajeron, para ver si nos tomamos una juntos, ¿va?


Esos aires de conocedor dieron resultado, camino al patio de arriba Liliana continuaba platicando conmigo, lo que era increible porque si de algo me caractericé en la secundaria fue de ser un tipo bastante tímido; me tomó del brazo y después de la mano (oooorale, me dije a mí mismo, se siente chido), llegamos hasta el cuartito donde nuestro cuate Valle había improvisado la cantina y nos lo encontramos con otros tres echando baraja.


—¿Qué toman?, pregunto Liliana.
—Brandy, respondió Valle, ¿quieren?
—Pues órale, nos echamos una.


Valle sacó la botella que estaban tomando, y cuál fue mi sorpresa al ver la etiqueta, "RICHARDSON", a mi corta edad no sabía mucho de alcoholes, pero eso sí, mi padre me había advertido que ese era un aguardiente de lo más corriente; pero dadas las circunstancias y la chiquitita ahí presente no podía rajarme, así que sin dudarlo, que me la tomo, ¡y de hidalgo!,


—¡Ahhh, está buena, eh —le dije a Valle.
—Mira, mira, quien viera al botanitas, se me hace que se le está quitando lo pendejo.
—Bueno, ya estuvo, ¿no?, nos echamos la otra.
—Va, así me late, que no se rajen —ladró Jorge, el culpable de ese mote que llevaba a cuestas.
—Ya déjalo Jorge —alegó Liliana.
—Bueno, bueno, está bien —respondió—, pus ¡Saluuu por El Botanas! , que parece que ya se le quitó lo ñoño y encontró defensora.


La risa de los demás no tardó en aparecer y con sus vasos desechables en mano contestaron el brindis: "Saluuuu", uno tras otro fueron saliendo del cuartito y me quedé a solas con Liliana, el alcohol empezaba a hacer estragos en mi lengua y comencé a shushear, además de sentirme levemente mareado, ¡estaba jarra!, mi primer guarapeta y con la chava que me gustaba, ssssss. De repente apagaron uno de los dos focos que iluminaban el cuartito, "los dejamos solitos tortolitos", dijo Jorge, Liliana sólo me sonrió y se acercó poco a poco. ¡Tómala muñeco!, cuando sentí ya tenía su lengua tratando de aplicarle una hurracarrana a la mía.

Después de una buena ensalivada, entré en razón de que estaba recibiendo mi primer beso, ¡ahhh, qué romántico!, ni madres, esa lengüeteada que me pusieron fue desagradable, me mordió un labio, le apestaba la boca —afortunadamente no le olía a guacara, como le pasó a mi mano Davicho— y por si eso fuera poco estaba jarra y a duras penas alcanzaba a distinguir lo que cantaba Sting en "Every breath you take" que era la rola de fondo. Chale.


Para no hacer esta historia larga, esa noche me hice de mi primera novia, participe en una bronca entre pubertos, mis papás no se dieron cuenta de mi guarapeta (o al menos eso dicen), me quité el apodo de botanas (o al menos eso creí, aunque después me daría cuenta de que para eliminarlo por completo había que estrellar la nariz de Jorge en el pizarrón, enfrente de todos), y aprendí muchas mañas.


Al día siguiente conocí la cruda y las delicias del Alka Seltzer, pero ésa, es otra historia.

3 comentarios:

Davicho dijo...

jajajaja

No mames mano, la historia de tu primer beso!!!!!!

Creo que para los hombres ha sido de la chingada verdad?

Qué bueno que nunca probé el Richardson ni el León

Anónimo dijo...

Bienvenido mano!!!!

Arturo J. Flores dijo...

jajajaja
me cae que la iniciación es clave en la vida de un borracho