miércoles, 27 de febrero de 2008

Con los huevos en la hielera


Por Aguas Lodosas

Miguel y sus cuates de la oficina habían planeado irse de reven el viernes que coincidía con la quincena. Algunos querían ir a bailar, otros sólo tomar una copa y los más aventados irse de farra a un table en busca de emociones fuertes y mujeres dispuestas a todo.
El día indicado había llegado y entre ellos se ponían de acuerdo para saber donde pasarían su noche de ronda. La mayoría votó por ir al table y se aprestaron a divertirse durante una larga noche de copas y caricias furtivas.
Llegaron al antro en cuestión ubicado sobre avenida Insurgentes, por el rumbo de la glorieta. De entrada son 100 varitos de cover, el espacio es reducido y con poca iluminación. Los 5 oficinistas se acomodan en unas sillitas pequeñas, lo mismo que la mesa.
De inmediato los aborda un mesero, quien les dice ¿qué van a beber caballeros?
-“Nos podría mostrar la carta de vinos”, dijo uno de ellos.
-“Con gusto”, respondió el empleado.
-“Chale está carísimo”, dijo otro.
-“Sí pero ni modo, ya pagamos el cover”, le contestó uno de sus camaradas.
El pomo de Bacardí blanco les costó 985 pesotes ¡más iva! Se imaginan lo que cuesta un Henessy X.O. casi 5 mil del águila. Pero en fin la idea era pasarla chido, cueste lo que cueste.
Las chicas que se paseaban sólo con tanguita sobre sus acariciables cuerpos merodeaban por su mesa.
-¿Me invitas una copita corazón o me compras un boleto para un baile en el privado?
Más de una veintena de bellas nenas se contonean por los alfombrados pasillo, todas en busca de una presa con la suficiente lana para saborear sus caricias.
De pronto el anunciador exclama: “Ahora veremos en la pista a las chicas Sexy, tal como las vio en el programa de Adal Ramones o con René Franco, están sensacionales”. Gritaba a todo pulmón el locutor, y suben a la pista cuatro opulentas chicas a realizar su sensual baile en el tubo. Se contonean lúbricas, mientras se despojan de sus prendas. Los chiflidos y aullidos no se dejan esperar, la temperatura sube al instante en el lugar, el humo de los cigarrillos forma una densa niebla. Las chicas muy pronto quedan sólo en tanga, cuando una de ellas, de nombre Karen reta a dos valientes a subir. “A ver quienes son los dos más machos que quieren estar con nosotros para ser apapachados”.
Algunos se miran indecisos, otros como Miguel es lanzado al ruedo por sus compinches, y otro más se siente muy galán y también sube a dejarse querer por las ardientes hembras.
Ambos son sentados en unas sillas, en tanto las nenas los rodean, les acarician el cuello, luego el pecho, la espalda y las piernas. Otras los toman de las manos y las llevan a su espalda, los atan al tubo, mientras las otras dos los cachondean en serio, les muestran el prominente busto, les tocan la entrepierna, les quitan la corbata y desabotonan sus camisas, las caricias cada vez son más candentes.
Pero ellos han quedado firmemente sujetos al tubo.
Les bajan el cierre del pantalón y se los bajan, sólo quedan en sus coloridas truzas, pero lo siguen disfrutando.
-“Eso es pinche Miguel, demuéstrales que eres un garañón”. Le grita uno de sus cuates.
Ahora se les sientan una chica frente a cada chavo a horcajadas mientras se menean de atrás hacia delante simulando coito. Les estrujan el pecho con sus manos, les besan el torso y poco a poco bajan sus labios por el cuerpo de los incrédulos.
Se hincan ante ellos, jalan el resorte de su única prenda hacía adelante y miran hacia adentro para ver que armas portan. De pronto reciben de sus compañeras unas hieleras repletas y las vacían dentro de sus calzoncillos. La rechifla y carcajadas es general, las chicas les quitan las sillas para que se pongan de pie y todavía les propinan unas estruendosas nalgadas.
Miguel refleja en su rostro angustia y dolor, además unas ganas inmensas de soltar el llanto.
Por fin los desatan y les entregan sus prendas, ellos no saben para donde correr, quisieran se los tragara el entarimado, pero soportan el escarnio general y se visten.
Cuando Miguel llega a su mesa, le dice uno de sus compas. “Ya ves lo que te pasa por pinche caliente”.
En tanto el agraviado responde, “vete a la chingada que yo ya me voy a mi casa”. Y salió mientras toda la bola de cabrones le gritaba “cuuulero, cuuulero”.
s dimensiones y sólo pide en sacrificio una doncella-neurona

No hay comentarios: